Equilibrista-Contorsionista
Detrás de sí no hay nada más que mugre, escombro, salpicaduras y ladrillos al desnudo. A tientas camina tratando de no rasgar la fina tela de sus medias de nylon. Vestiduras claras pisan cerámicas frías, resquebrajadas por el martillar, se vuelven puntiagudas y filosas. Sus palmas tersas sienten con detalle cada gran migaja de cemento que se desparramó por el piso, desesperado por pinchar y rasgar pieles. En el silencio, el escalofrío recorre lujurioso desde su nariz hasta los dedos de sus pies, focalizándose en la boca de su estómago, meciéndose con el movimiento de la brisa, que en estado de alerta se hace presente cual ventarrón en temporada de Santa Rosa. Toma su temblar y lo reposa sobre un ladrillo hueco, dejándolo de lado encuentra la razón y el silencio necesario para empezar la performance. Equilibrista-contorsionista, se planta y actúa deformando sus cualidades antropomórficas, deshace sus extremidades y de la forma más lúdica, ejecuta su danza ancestral, heredada...