26
Llegué acá con nuevas conclusiones y otras incertidumbres igual de grandes como inamovibles. Hay miedos que se instalaron en mí y yo los alimenté como una cría a punto de morir. Hoy son parte de mí y ya no intento amansarlos. Solo los observo sin prisa ni pausa para entenderlos un poco mejor. Crecieron de mí bien cuidado. Crecieron fuertes y descarados. Tenaces, insatisfechos y demandantes. A veces intento engañarlos y otras veces simplemente los abrazo. Ahora mismo, entiendo el miedo como una reacción biológica casi que cariñosa para conmigo misma. Si no sintiera miedo, capaz tendría problemas más graves que atender. Como la insensibilidad generalizada o una arrogancia que ya no puedo tener con tanta tranquilidad, irónicamente, porque ya no soy adolescente y ya no tengo donde patalear. Tengo tantas incomodidades como incoherencias. Soy tan incongruente que no hay tantas cosas en mí que me tome muy en serio. Solo mi sentido común, mi cúmulo de verdades fundamentales y esos miedos ...